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viernes, 14 de noviembre de 2014

En Rosewater, García Bernal sigue creciendo y Stewart da sus primeros pasos


SANDRA VELÁZQUEZ

Gael García Bernal sorprende este Otoño con un nuevo protagónico, esta vez en el film Rosewater, una producción que marca el debut como director del satirista estadounidense Jon Stewart -en el que, basado en el testimonio de un periodista iraní, proyecta una historia fílmica provocativa que no defrauda pero tampoco deslumbra.

Maziar Bahari, un corresponsal de la revista Newsweek cubría el tumulto poselectoral de Irán en el 2009 cuando fue arrestado y sometido a un confinamiento solitario por más de 100 días. Su encarcelamiento dio la vuelta al mundo a través de los medios de comunicación tradicionales y digitales. Superada su odisea, la plasmó en un libro que se convirtió en un bestseller, el cual le sirvió a Stewart como punto de partida para escribir y dirigir Rosewater.

VIVIR PARA CONTARLA

A García Bernal le tocó recrear el suplicio del periodista iraní, quien publicó sus memorias "Then They Came for Me" cuando fue dejado libre. En Rosewater, el veterano actor mexicano vuelve a dar lo mejor de sí, al sumergirse en la psiqui de un persa criado en el extranjero, secular y abiertamente desafiante del status quo de su tierra natal; aunque el mismo García Bernal admite que de antemano se resignó a aceptar que no tenía ningún punto en común que lo hiciera sentirse identificado con el iraní, pero que en respuesta echó mano del sentimiento universal de la empatía.

Empatía por el sufrimiento de un ser humano con gafete de periodista que fue víctima de un sistema opresor y heredero de las convicciones de una familia que siempre ha querido ver a su país en mejores condiciones. En la vida real, a Maziar Bahari lo incriminaron, primero, por haber grabado un episodio satírico para el programa de televisión "The Daily Show with Jon Stewart" durante la cobertura que hacía de las elecciones, y con ese pretexto, lo acusaron de ser un espía de Estados Unidos encubierto en un medio de comunicación occidental.

Jon Stewart le hace tremenda justicia al drama que vivió Maziar Bahari y se da gusto al plasmar su característico humor en algunas escenas, pero claramente deja entrever que es un novato de la cinematografía como arte. La hechura de Rosewater apunta más al estilo de un documental que al formato tradicional de una película.

Rosewater es un ejercicio de libertad, es dramática y tiene algunos momentos brillantes, pero abusa de la monotonía que sufre el protagonista al estar prisionero sin otro contacto con el mundo que dos tipos que prentenden, además de hacerlo que confiese un acto que no cometió, que pierda la esperanza.

El confinamiento solitario es una forma de tortura, y sigue siendo aceptado por las democracias más sofisticadas, subraya García Bernal.

En su contra, el film expone al espectador a reiteradas escenas de tortura, ansiedad y desasosiego que sufre el protagonista sin hacer un balance que sirva de contraparte (u oxígeno) y detalle lo que su madre y esposa (embarazada) experimentaban en espera de que el prolongado cautiverio llegara a su fin.

García Bernal brilla por su honestidad y capacidad histriónica. Ya lo vimos haciendo magistralmente papeles con acento argentino, chileno y español. Así que lo que logra en Rosewater no es de sorprender.

Sobre él, Maziar Bahari dijo en una entrevista reciente que el joven mexicano "no es un actor estereotipado de Hollywood". Algo que está muy claro desde hace varios años.

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