Por Sandra Velázquez
Me parece contradictorio, que siendo asuntos tan lejanos y fuera de nuestro alcance, en una conversación casual no tengamos el empacho en opinar que falta mucho para que alguien venga y le de una buena tunda a un pugilista filipino que últimamente se ha vuelto invencible o que lamentemos el divorcio de una pareja de actores que por razones personales ha decidio separarse, o también, es innegable que muy pocos se quedan callados cuando la selección de balompié mexicana o de cualquier país de América Latina se juega un pase para calificar al Mundial de Sudáfrica, como si en sus manos estuviera manipular los resultados.