PUBLICIDAD

jueves, 5 de marzo de 2015

Seis Retratos de Partición, de John Siddique

Introd. y traducción de Leticia Alaniz

Mi amistad con el autor John Siddique, es por correspondencia. Supe de él gracias a que mi hermana, quien vive en Oxford, Inglaterra, me había contado de una serie de publicaciones literarias de la Cambridge University Press -además de libros, la editorial cuenta con múltiples publicaciones sobre poesía y cuentos cortos, entre ellas la revista Granta. Mi hermana me había obsequiado un ejemplar y la guardaba en mi escritorio. Después de un tiempo me acordé de la revista y me propuse hacer una búsqueda en internet para leer algunos ejemplares publicados y encontré al escritor John Siddique. Leí sobre sus libros y me interesé en leer algo de su poesía y conocer más sobre él.

Me parece que su estilo literario es elocuente y sencillo y en sus poemas laza su propia historia de inmigrante; además de ser hijo de padres interculturales: papá pakistaní y mamá irlandesa. Le escribí y me respondió que con mucho gusto me contaba la historia de cómo se conocieron sus padres y cómo fue su vida de pequeño en Manchester, Inglaterra. El papá de Siddique llegó a Inglaterra después de la partición del imperio británico, India con Pakistán. Le propuse publicar su breve historia en español en Historias de la India, contada a través de pequenõs retratos de recuerdos. Para mi fortuna, aceptó la propuesta con mucho entusiasmo. Aquí les comparto los retratos de los recuerdos del autor con una traducción libre que me permití hacer.

Seis Retratos de Partición, de John Sidique

Publicado por primera vez el 20 de octubre del 2010 en la revista Granta - Cambridge, England

El poeta John Siddique reflexiona sobre el arduo viaje de su padre a Lahore después de la partición de India y cuenta en estos cortos relatos los pocos recuerdos fragmentados que guarda sobre él.

I.  Nunca 

Faizal lleva a su esposa en el bolsillo:  ella es un pañuelo blanco.  Faizal lleva a sus tres hijas en el otro bolsillo: tres piedras pequeñas recogidas desde la orilla del camino.  Sus nombres se han perdido por la caminata.  Sus hijos Mohammed y Rafiq caminan uno por cada lado.  Llevan los recuerdos de sus hermanas y su madre en silencio.  Faizal cerró su tienda de alfombras hace tres meses; extraña los tiempos en que negociaba detrás de su mostrador.  Nadie le ha dicho a Faizal por qué ha cambiado India - él no es uno de los que toman té y hablan sobre política por las noches.  Cada vez que se encuentra con una persona difunta les pregunta cuál era el nombre de su esposa.  Él pregunta y se mete las manos en los bolsillos.

Viendo el panorama desde lejos parece como si toda la India estuviera caminando.  Caminando hacia una línea azul en un mapa dibujado esporádicamente en una servilleta.  Mohammed Siddique, mi padre, es un joven de 17 años que va caminando desde Jullundur a Lahore.  Nunca será un Pakistaní, siempre será un inmigrante - son una serie de preguntas que Faizal no puede responder.

El aroma de los campos después de una llovizna ha parado por un tiempo.  La humedad incrementa.  La tierra se ve de un color rojo vivo al atardecer.  Caminan hacia una línea azul dibujada en una hoja de papel.  “Será mejor cuando estemos al otro lado de la frontera", dice Faizal.

Se mueven a todo color, llevando todo lo que pueden, aunque el ojo del siglo los ve en blanco y negro como una serie de imágenes fijas en el portafolio de un fotógrafo.  Partición: suena como una pared delgada hecha de materiales simples entre las habitaciones que pueden ser fácilmente derrumbadas.  Toma la palabra en tu mano izquierda y siente su peso.  No es nada - unas cuantas hojas de papel.

II.  La Ultima Partición

La ultima vez que vi a mi padre fue en 1989; habían pasado 13 años desde la última vez que estuvimos juntos.  Siempre se consideraba indio.  Me dijo que nunca creería que ‘algo puro podía nacer de sangre, o de la política de gente como Jinnah, Gandhi y Mountbatten.’  Camina hacia la cocina y lo sigo.  Prepara una botana de pakoras y nos sentamos a comérnoslas con los abrigos puestos en su casa fría de North Manchester.  Me dice que finalmente se fue a vivir a Pakistán, que se ha vuelto a casar, pero que no tuvo más hijos.  Me entrega mi herencia: una caja de conversaciones. Fragmentos de recuerdos, espacios vacíos, cosas para las cuales no existen palabras.  Uno por uno recojo cada artículo de la caja: pertenencia, terreno, masculinidad y familia.  Les doy vuelta en mi mano. Pongo un pañuelo y tres piedras en el bolsillo de mi abrigo.

Mi padre está elegantemente vestido.  Había aprendido como lucir una camisa y traje desde que comenzó su vida en la Gran Bretaña.  Aun cuando estaba trabajando en fábricas, parecía que tenía un poder mágico para mantener su camisa impecable.  Nos sentamos en esa casa por tres días y hablamos todo lo que pudimos, considerando los hombres que éramos.  Quería que de nuevo fuera su niño.  Yo quería contar con su presencia, un sentido de hogar por parte de él, pero ¿cómo se puede pedir eso? Gracias a mi madre, estaba bien instruido en historias de su abandono. Con más que la mesa entre nosotros, le dimos vuelta a la memoria como si fueran hojas de un álbum de fotografías.  Después, simplemente se desapareció sin dejar ninguna dirección.

III.  Extranjeros

Mohammed muy apenas acababa de poner un pie en el nuevo país cuando su padre le dijo que se regresara de nuevo. Faizal le advirtió que Pakistan iba a voltear el mundo al revés. Le dijo a su hijo que él sabía de algunas personas que habían ido a Inglaterra para hacer una nueva vida. La viruela le había marcado la cara a Mohammed con profundas cicatrizes, pero la pérdida de su madre y hermanas, y ahora mas separación, cambió algo en su frente y en sus ojos.  El plan de Faizal es que Mohammed tomara un trabajo en un barco mercante y Rafiq se quedara en Pakistán.  Mohammed entonces podría hacer su vida en Manchester y mantener a la familia enviando dinero a casa.


Llegando a la estación London Road, tomó su primer aire de Manchester. Después de las lluvias de Punjab, el mar y la oxidación en el barco, encontró que el aire norteño era oscuro y filoso. Al tomar un taxi, le mostró al chofer un trozo de papel con una dirección mal escrita y un nombre ilegible escrito con tinta azul. Mientras viajaba, Mohammed guardaba ese trozo de papel doblado en un libro que llevaba entre la ropa que vestía en su interior como si fuera un objeto religioso.  El papel revelaba un lugar donde alojarse y un lugar donde encontrar trabajo.  Le brindaron compañía y su primer comida punjabi en mucho tiempo. De alguna manera, la familia con la que se quedó había logrado obtener harina de chapati (trigo) y especias, y con pollo inglés el platillo tenia el sabor de casa.

Se había enterado de un trabajo en la compañía Dexine en Rochdale. La empresa fabricaba hule y accesorios de tubería para aviones, y entre el ruido de las prensas hidráulicas, el calor y olor a hule fundido, se estableció. Compró su primer traje y dos camisas blancas de la tienda de sastres Greenwood, y comenzó a hacer viajes semanales a Manchester o Bradford para comprar harina de chapati y especias, y de vez en cuando le ofrecía cenas a los amigos que lo habían ayudado.

Inimaginablemente cada minuto conducía a años.  Mohammed trabajó, se convirtió en galán apto para mujeres y compró una casa. Por un tiempo mantuvo una relación con una mujer fuerte, divorciada, del norte de Irlanda que se llamaba Mary Rooney. Se gustaban mucho pero el estaba mas interesado en su hermana Norah, quien era delicada y muy bonita con una piel de porcelana y cabello castaño. Era natural que se sintiera atraído a una mujer que también venía de un país dividido. Salian a pasear en su carro negro Morris Minor y frecuentemente salían de excursión a Yorkshire. Los viernes por la noche iban a las funciones del cine ABC.

Se casaron en 1963. Las costumbres irlandesas de ella no encajaban bien en su casa. A él le gustaba leer el periódico, fumar tabaco perfumado con cereza en su pipa y tomarse una botella de cerveza Guinness por las noches. A ella le gustaba conversar; generalmente sobre los vecinos. Eran incapaces de hacer planes y casi no hablaban de los horizontes que los unieron. Pasaron varios años juntos teniendo hijos y sin realmente conocerse. Se enfrentaron a la crítica y racismo cada vez que salían: gente los insultaba, les escupían. ‘Un Paki y una mujer irlandesa - repugnante’.  El propio padre de Norah se apartó de ella por casarse con un ‘extranjero’, y con el tiempo culpaba a Mohammed.

IV.  1970
Lo que más recuerdo sobre mi padre es su ausencia - parecía que siempre estaba trabajando.  Los recuerdos sobre él parecen como luces de los carros en el techo capturando tu atención cuando estas inquieto en la noche y no puedes dormir, cuando en realidad lo único que quieres es la seguridad de la oscuridad.

Recuerdo en alguna ocasión cuando era un niño que estábamos cruzando la calle Yorkshire camino a la ferretería para comprar una pala, como mi padre quería sembrar verduras en su jardín.  Sostuve su mano mientras cruzamos la calle y me sentí seguro porque estaba con el ‘hombre grande’ y su amor me envolvió.

Las otras dos ocasiones en las que me apoyo para entender un sentido de él son cuando comimos pakoras con los abrigos puestos y un viaje de un tiempo mucho antes.  En 1970 decidió llevarnos a mi madre, mis dos hermanas y a mi a Pakistán a ver a su padre y hermano. Compró un microbús Seddon Diesel de segunda mano por 50 libras y se pasó semanas comprando comida, instalando repisas y camas.  Compró seis correas para el ventilador.  Partimos en mayo y nos fuimos por tierra cruzando Europa y el Medio Oriente. Imagínate ese viaje ahora: Francia, Alemania, Austria, Bulgaria, Yugoslavia, Turkía, Iran, Iraq y Afganistan; finalmente llegamos a Pakistán.

A veces, me imagino sentado junto a él, mirando hacia adelante a través del parabrisas de la Seddon, disfrutando de la vibración del motor diesel. Él había estado ausente durante más tiempo de lo que había vivido en el subcontinente. Al llegar se sorprendió que el tiempo lo había separado de su familia paquistaní. Mi padre se había quedado un indio y había adaptado una gran cantidad de costumbres inglesas. Faizal se había convertido en el nuevo país. El vínculo de padre e hijo se había roto a pesar de que mi padre había estado enviando dinero a casa desde su primer trabajo. Ahora no podían ni mirarse. Sin falta, cada mes Mohammed había escrito a su casa, pero las cartas y el dinero eran poco en comparación a realmente estar juntos.

Para intentar de ganarse la vida, mi padre utilizó el microbús como un taxi para bodas. Mi madre se vio obligada a permanecer en los cuartos del fondo de la casa en donde no había forma de comunicarse con las otras mujeres. Faizal se había vuelto a casar y su hermano Rafiq tenía su propia familia. Faizal despreciaba a los niños de raza mixta y la mujer blanca que su hijo había traído con él.  Pensó que era terrible que se hubiera casado con una mujer no musulmana. El taxi para bodas no pudo recaudar dinero. El viaje finalizó el matrimonio de mis padres y mi madre decidió irse. Mi padre ya estaba harto de sentirse que no pertenecía en Inglaterra y de tener que hacer trabajo pesado de obrero y no tener la oportunidad de subir de puesto de supervisor o gerente. De nuevo, decidió convertirse en un inmigrante. Esta vez, se fue a Alemania porque había oído que había mejores puestos de trabajo y que era más civilizada. Mi madre, mis dos hermanas y yo nos regresamos a Inglaterra por avión en enero de 1971 cuando hacía mucho frío y habían decimalizado el país.

Después de la separación de mis padres, mi padre nos visitaba cada año por las fechas navideñas. Llegaba con regalos queriendo hacer lo correcto ante todos. Siempre me traía un paquete de obleas con caramelo de la marca Tunnock. Trataba de no comérmelos tan rápido para que me duraran por mucho tiempo. Se las arregló para visitarnos ritualmente año tras año hasta que cumplí trece años; después de un tiempo, su nombre era algo que no se podía decir en voz alta. Mi madre dejó de mencionarlo a menos que sea para cargarlo de culpa.  Mis hermanas y yo aprendimos a mordernos la lengua.

V.  Problema de Imagen

Está lloviendo en Pakistán; la ayuda es insuficiente y lenta en llegar.  Cuando se trata de mostrar Pakistán, los noticieros británicos siempre sirven imágenes muy especiales mostrando manos extendidas pidiendo ayuda. Si incluso todavía vive mi padre, podría estar atrapado en las inundaciones. Imagínate sobrevivir la partición y ahora esto. Desde hace diecinueve años que no lo he visto  y me preocupa.  En el pasado, intentaba encontrarlo colocando anuncios en el diario Jang de Pakistán. A veces me dan ganas de ir personalmente y pararme en una calle y pedir ayuda. Cuando era niño, recuerdo haber corrido entre los surcos de algodón comiendo caña, pero algo me detiene y no me permite regresar - el temor de no encontrarlo o el temor de encontrarlo muerto.

VI.  Obsequio

Mi padre nunca regresó a su ciudad natal, por lo que en el año 2008 viajé a la India para encontrar el comienzo de esta historia. Necesitaba situarme en su paisaje y caminar en sus pasos. Quería deshacer la partición y devolver su espíritu a la fuente. Me traje la única buena fotografía que tengo de mi padre tomada en el día de su boda con mi madre.  Está sonriendo a punto de subirse al carro de bodas.  Su cabello estaba peinado hacia atrás y untado con el famoso brylcreem para darle brillo. Su traje lucía perfecto.

Decido soltarme y perderme en Jullundur. Al encontrar un parque entre un callejón, me siento y saco la fotografía de mi cuaderno. Me rodaron las lágrimas. Estamos cruzando la calle de la ferretería, mi mano de niño envuelta en la suya. Estamos en la casa de Manchester y el está haciendo pakoras. El sol brilla sobre nosotros y sobre las otras personas que pasean por el parque mientras continúan con sus caminatas y conversaciones sin ponernos ni las más mínima de atención.


John Siddique es el autor del recital de poemas Full Blood - Un Almanaque, Poems of a Northern Soul, y el Prize.  Es co-autor de la historia/memoria Four Fathers.  Su poesía, ensayos y artículos se han publicado en la revista Granta, The Guardian, Poetry Review, The Rialto y en Radio 4 BBC.  Es miembro de Royal Society of Arts, y es recipiente del premio literario Royal Literary Fund Fellow en la Universidad York de St. John.

Texto Traducido por Leticia Alaniz © 2015 



No hay comentarios. :

Publicar un comentario