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24 oct 2014

Opinión: ¿Zar del ébola? Necesitamos un director general de salud pública

AMY GOODMAN CON LA COLABORACIÓN DE DENIS MOYNIHAN | DNO

Estados Unidos tiene ahora un “zar del ébola”. Sin embargo, sigue sin tener un director general de salud pública. ¿Por qué? Los grupos de lobby a favor de las armas han logrado detener su nombramiento, al menos hasta ahora.
La epidemia del ébola es una crisis mundial de salud que exige una respuesta conjunta a nivel mundial. Aquí, en Estados Unidos, las medidas que se tomaron fueron desarticuladas, y parecen estar más bien motivadas por el miedo que por la ciencia. Hay una razón clara para ello: el nombramiento del funcionario seleccionado por el Presidente Barack Obama para ocupar el cargo de Director Genera de Salud Pública, el Dr. Vivek Murthy, sigue estancado en el Senado. Uno podría imaginar que una epidemia como la del ébola haría que la gente trascienda la política partidaria, pero Vivek Murthy, a pesar de los impresionantes méritos de su labor médica, cometió un error crucial antes de ser nombrado: declaró que las armas eran un problema de salud pública. Eso provocó la oposición de la Asociación Nacional del Rifle (NRA, por su sigla en inglés), que es todo lo que se necesita para detener el progreso de cualquier votación en el Senado estadounidense.
En octubre de 2012, el Dr. Murthy escribió en su cuenta de twitter: “Estoy cansado de los políticos que hacen política jugando con la problemática de las armas, poniendo en riesgo la vida de millones de personas por miedo a la NRA. Las armas son un problema de salud pública”. Un año después, la Casa Blanca anunció su nominación para el cargo de director general de salud y el cuatro de febrero de 2014 testificó ante el Comité de Salud, Educación, Trabajo y Pensiones del Senado. Obtuvo el apoyo tanto de los demócratas como de los republicanos en el comité, pero su nombramiento todavía no fue sujeto a votación en el Senado, presumiblemente porque el Senador Harry Raid, líder de la mayoría demócrata en el Senado, sabe que no contarán con los votos suficientes para aprobarlo. Los nombramientos necesitan solo una mayoría simple de 51 votos para ser aprobados. Como los demócratas tienen una mayoría de 55 a 45 en el Senado (al menos por ahora), la aprobación de Murthy como director general de salud pública debería haber sido cuestión de rutina.
Sin embargo, el temor percibido al poder de la Asociación Nacional del Rifle provocó que varios demócratas –sobre todo aquellos que se enfrentan a una reelección ajustada en 2014– indicaran que no votarán en apoyo a Murthy. Entre quienes se espera que voten en contra se encuentran Mary Landrieu, de Louisiana, Mark Pryor, de Arkansas, y Mark Begich, de Alaska. Estos senadores demócratas y otros senadores que aspiran a la reelección no quieren arriesgarse a provocar a laNRA antes de las elecciones de noviembre. Así que Estados Unidos no tiene director general de salud pública.
¿De qué se ocupa el Director General de Salud exactamente? El cargo se remonta a 1798, cuando el Congreso estableció el primer servicio de salud con financiamiento público para los marinos mercantes que padecían enfermedades. Ahora, el director general tiene al mando a más de 6.500 trabajadores de la salud del “Cuerpo Comisionado” de los servicios de salud, que tiene la tarea de proteger la salud pública estadounidense.
Otro papel igualmente importante del director general es oficiar como “médico del país”, utilizar su cargo para organizar campañas de salud pública y educar e inspirar a las personas a tomar en serio la salud. Entonces, si bien hay un director interino, Boris Lushniak, que mantiene funcionando la organización, no ha asumido el papel público que el puesto requiere. En 1964, el entonces Director General de Salud Pública, Luther Terry, dio a conocer un revolucionario informe, “Tabaco y Salud”, que provocó cambios significativos en las políticas de tabaco, como la impresión de etiquetas de advertencia en los paquetes de cigarrillos y la prohibición de publicidad de tabaco en radio y televisión. En la década de 1980, el Director General de Salud del presidente Ronald Reagan, C. Everett Koop, abogó por la educación y la lucha contra el VIH/SIDA, en contra de los deseos del propio Reagan, que ni siquiera pronunció la frase "SIDA" durante los primeros seis años de su gobierno, mientras miles de personas morían a causa de la enfermedad.
Podemos suponer que, si el Dr. Murthy fuera confirmado como director general, sería la voz cantante de la razón en la respuesta nacional a la epidemia del ébola. En su lugar, tenemos personajes desinformados que exigen prohibiciones de viaje desde y hacia los países de África Occidental, algo que todos los funcionarios de salud pública afirman que sería exacerbar la epidemia, conduciendo a las personas infectadas a cruzar ilegalmente las fronteras y evitar los puestos de control donde podrían ser derivadas para recibir tratamiento. Este escenario definitivamente provocaría más casos de ébola en Estados Unidos.
¿Y cuál es el problema de que el director general de salud impulse políticas de sentido común, basadas en datos de la realidad, para reformar nuestras leyes de tenencia de armas? La Campaña Brady para Prevenir la Violencia con Armas de Fuego señala en sus informes la escala del problema con las armas: en promedio, 128 estadounidenses resultan muertos o heridos por armas de fuego todos los días. Más de 30.000 mueren por violencia con armas todos los años. La Campaña Brady recibe su nombre por el secretario de prensa del Presidente Reagan, el difunto James Brady, que fue herido de gravedad en un intento de asesinato a Reagan.
Hasta donde sabemos, solo dos personas en Estados Unidos tienen ébola actualmente. En cambio, hay 300 millones de armas de fuego en circulación. El ébola se puede detener con procedimientos adecuados de salud pública y con el envío de una gran cantidad de trabajadores de la salud, equipos y otros recursos a Liberia, Sierra Leona y Guinea. El Senado debería votar inmediatamente para aprobar el nombramiento del Dr. Vivek Murthy como Director General de Salud.
© 2014 Amy Goodman
Traducción al español del texto en inglés: Inés Coira. Edición: María Eva Blotta y Democracy Now! en español, spanish@democracynow.org

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