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30 nov 2012

La sombra de las viudas (en la India)

Una viuda en las calles de Vrindavan, India./Leticia A.
 Leticia Alaniz

En la región norte de la India se encuentra un pueblo legendario llamado Vrindavan, localizado en el distrito de Mathurá, en el estado de Uttar Pradesh. La popularidad del lugar reside en que se supone que en este sitio existían en la antigüedad varios bosques donde pasó su juventud Krishna, una de las deidades más importantes y veneradas de la India, quien según el hinduísmo - es el octavo avatar de Visnú y - según el vaisnavismo - es la forma principal de Dios.  El pueblo se encuentra al costado sobre las orillas del río Lamuna y es considerado un lugar sagrado por un gran número de tradiciones religiosas y representa un lugar idílico o paraiso.

Para miles de hindúes, Vrindavan representa la liberación del ciclo de la vida y la muerte, y por los mismo muchos de elllos acuden a morir a orillas del río. También, peregrinos devotos de Krishna llegan a diario con sus familias para "liberar" a un ser amado. Pero tristemente, cientos de familias llegan con mujeres que recientemente han enviudado, ya sean madres, hermanas, tías, y hasta niñas pequeñas que las han casado con hombres que han fallecido, dejandólas viudas. Los familiares les prometen un viaje peregrino al pueblo sagrado de Krishna, sin tener la intención de regresar por ellas.  Las dejan abandonadas en las puertas de las casas o ashrams para viudas.

Vrindavan es comúnmente conocida como "La ciudad de las viudas" y se ha convertido en el hogar permanente de cientos de viudas hindúes de las castas más altas que han sido repudiadas por sus familias.  Ancianas, jóvenes o niñas, las viudas cantan himnos en los templos, a cambio de unas cuantas monedas y un plato de comida para pasar el dia.  La mayoría de las viudas que han sido "tiradas" subsisten en condiciones terribles a pesar de los esfuerzos del gobierno y las organizaciones caritativas.

Se cree que existen unos cuarenta millones de viudas en la India, de las cuales las menos afortunadas han sido rechazadas y despojadas de la vida que vivieron cuando se casaron. Más de 15,000 viudas viven en las calles de Vrindavan.  Condenadas por la sociedad, se encuentran mendigando, encorvadas, con bastones, con la cabeza rapada, y su dolor de años evidente en sus rostros arrugados y agrietados, esperando la muerte que las libere de su ciclo.

La mayoría de estas viudas hundúes son rechazadas por la sociedad cuando sus esposos mueren, no por razónes religiosas, sino por tradiciones antiguas que siguen de generación en generación.  Cuando enviudan, dejan de ser esposas, madres, hijas, tías, hermanas o niñas y se convierten en una carga financiera para sus familias. Se les ve como una maldición y las acusan directamente de ser las culpables de la muerte de su esposo y es comúnmente aceptado que la recién enviudada tendrá que pagar por la "maldición" que le produjo a su esposo.

De acuerdo a costumbres hindúes, las viudas tienen tres opciones: casarse con el hermano menor de su esposo, lanzarse a la pira funeraria de su esposo muerto, o llevar una vida de abnegación.  Para la mayoría de estas mujeres, la vida es lo que algunos han descrito como un "sati en vida", en referencia a la práctica de la inmolación de las viudas.  La práctica de el sati se ha prohibido por la ley, aunque todavia existen casos en pueblos rurales donde se practica.

Sólamente el 28% de las viudas en la India son elegibles para recibir las pensiones del gobierno, y de ese número, menos del 11% reciben los pagos a los que tienen derecho.  Si una mujer no es económicamente independiente, entonces su vida estará a merced de sus suegros o los padres. Y si no tienen la voluntad o los recursos para cuidarla a ella y a sus hijos, entonces su vida corre por su propia cuenta.

Las viudas hindúes en particular se enfrentan a una serie de tabúes sociales: la regla general es que cuanto mayor o más alta sea su casta, más restricciónes tendrá que enfrentar.  Tradicionalmente, cuando un hombre muere, su viuda tiene que renunciar a todos los placeres mundanos.

Las viudas pierden el derecho de lucir saris en colores fuertes y brillantes y son obligadas a vestir únicamente de saris blancos o de tónos muy pálidos y la expectativa es que nunca deben lucir atractivas. En cuanto la viuda tenga noticia de que ha fallecido su esposo, se practica una ceremonia para romperle sus pulseras o "bangles" y ya no podrá lucir joyas de ningún tipo. Se le lava la cara y la cabeza removiendóle el sindúr, el polvo de color rojo que usan en la frente y en la partida del cabello para indicar su estado de casadas. En caso de que sea una viuda ortodoxa se ve obligada en cortarse el cabello -muy corto o incluso raparse.  Siendo una viuda del sur del pais, se le prohíbe usar una blusa con su sari.

Su dieta también está estrictamente restringida. Se le prohíbe comer carne, pescado y huevos, así como todo lo que se haya tocado por manos musulmanas. Debido a que tradicionalmente, las panaderías estaban en manos de los musulmanes, el pan, galletas, dulces tradicionales o pasteles estan prohibidos. Los hindúes  ortodoxos también creen que las verduras como la cebolla, el ajo y ciertas legumbres, calientan la sangre y son considerados alimentos impuros y forman parte de la lista de alimentos prohibidos. Las viudas se ven obligadas a practicar ayunos varias veces al mes, a veces comiendo únicamente frutas por muchos dias, con lo que ponen en riesgo su salúd.

A las viudas a veces se les llama "pram" o "criatura animal", porque era sólo la presencia de su marido lo que le daba su condición humana. En algunos idiomas de la India, una viuda se conoce como "él" en lugar de "ella".  En otros, la palabra dobla como una palabra obscena que significa lo mismo que prostituta.

Si una familia tradicional no se adhiere a las restricciónes impuestas a las viudas, serán condenados al ostracismo por la sociedad en la que viven y su reputación se vendrá abajo. Los hombres que se dedican a lavar ropa en los lavaderos, no les lavarán su ropa. No podrán contratar servicios de primera necesidad en sus casas. En los mercados no les venderán nada. No podrán participar en rituales importantes y su acto de no someterse a las reglas es considerado un gran pecado.

Además, una viuda es considerada poco propicia, y a consecuencia no podrá estar presente en ceremonias que forman una parte tan integral de la vida como lo son los casamientos o las ceremonias de nacimiento.  En algunos casos, hasta su sombra es considerada ofensiva y mala suerte porque "contamina" a los miembros "mas limpios" de la sociedad.

Tradicionalmente, el estado noroeste de Bengala ha sido especialmente muy estricto y duro en el trato de sus viudas, especialmente cuando se combina con la tradición de cientos de años de casar a las niñas en plena infancia entre los ocho o nueve años.  El matrimonio infantil se sigue con el mito de que el dios Siva contrajo matrimonio con su esposa Parvati cuando ella tenía tan sólo ocho años de edad. Se considera un orgullo casar a las niñas  a esta tierna edad, y como la India de religión Hindú era polígama, un hombre podía tener varias esposas.

A menudo, a las niñas las casaban con hombres mucho mayores, e incluso había la tradición de casarlas con sacerdotes brahmanes viajeros que venían a visitar a una familia por una noche. Se realizaba la ceremonia matrimonial y al dia siguiente el sacerdote continuaba con su viaje. Las niñas casadas permanecían en la casa de sus padres hasta que iniciara su étapa de pubertad y sólo entonces podian los esposos reclamarlas. Como era de esperar, estas niñas quedaban viudas antes de que los esposos las reclamaran y las reglas de viudez todavía aplicaban aún siendo niñas. Las niñas viudas por lo general eran rechazadas por la familia politica, asi que permanecian en la casa de sus padres como esclavas, es decir, trabajaban en las labores domésticas y en las campos agrícolas sin paga. La otra opción era enviarlas a "La ciudad de las viudas" como Vrindaban o Varanasi.

Es de conocimiento común que las viudas más jóvenes a menudo son explotadas sexualmente, aunque el tema es todo un tabú y las autoridades simplemente lo ignoran. En cuanto a las mujeres mayores, su única esperanza es sentarse cerca de los templos o en las concurridas calles y mendigar.

La película  Agua (Water) escrita y dirigida por Deepa Mehta explora la vida de las viudas en un ashram en Varanasi, India.  Agua transcurre en el período del Raj británico o Imperio Británico Indio en el año 1938.  A raíz de la tradición hindú durante ese periodo, el matrimonio de niñas con hombres mayores fue común en algunas partes de la India. Cuando un hombre procedente de una familia hindú ortodoxa moría, su joven viuda se veía obligada a pasar el resto de su vida en una institución de viudedad, a fin de purgar los pecados de su vida anterior que supuestamente fueron la causa de la muerte de su esposo.

La película se concentra en dos personajes principales el de una niña recien enviudada de ocho años y el otro de una joven viuda que es explotada sexualmente. La niña sufre mucho y vive con la esperanza de que algún dia sus padres regresen por ella. La viuda joven se enamora de un joven encantador que le pide matrimonio a sabiendas que es un tabú casarse con una viuda.

Aunque las nuevas leyes introducidas por los colonizadores britanicos permitian el casamiento de viudas, la sociedad no lo permitía y tristemente las viudas tenían que vivir la condena que sus propias familias les imponian.

En una luz mas positiva, existe una organización llamada Loomba Trust. Es un fideicomiso que tiene como objetivo aliviar la dificil situación de las viudas y sus hijos. En el 2005 se declaró el Dia Internacional de las Viudas en un esfuerzo por crear conciencia con Las Naciones Unidas. La meta es erradicar los prejuicios y el maltrato de las viudas y poco a poco cambiar la mentalidad de las familias ortodoxas que practican el despojo y aislamiento de sus viudas.


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