Maribel Hastings |
Al cierre de la Convención Nacional Demócrata y lejos de los entusiasmados delegados que noche a noche coreaban "Cuatro años más", la vida continúa para los miles de hispanos que han hecho de Carolina del Norte su hogar cambiándole el rostro demográfico y poco a poco también el político.
La dureza del desempleo y la falta de una reforma migratoria han calado hondo entre muchos hispanos de Charlotte.
Con todo, el presidente cuenta con serios defensores en esta comunidad, como Rosa, de origen mexicano, y quien lleva 20 años viviendo en Charlotte. Votó por Obama en el 2008, "y vamos por Obama otra vez".
"Las personas que no han tenido la oportunidad de tener legalmente sus papeles ni de tener buenos trabajos, se sienten decepcionadas", dijo Rosa. Pero tanto ella como su esposo Gregorio piensan que no es justo culpar totalmente a Obama de los males económicos, muchos de los cuales heredó. Tampoco por la falta de reforma migratoria que prometió en 2008 pues no es únicamente su responsabilidad.
"El Congreso, los republicanos no aceptan las cosas que él propone", indicó Gregorio. "Pero nos queda la esperanza de que él, con el tiempo, va a lograr las cosas que ha prometido", agregó.
Rosa lo secunda. "Lo más importante es tener la esperanza porque no queda de otra, y creer en las personas. Yo creo en Obama", concluyó.
Aún quienes no pueden votar y han sufrido en carne propia los embates de la falta de una reforma migratoria, dicen que le están pidiendo a sus amistades que sí pueden votar que lo hagan por Obama.
"Todos merecemos una segunda oportunidad y esperemos que cuando lo reelijan sí nos ayude como lo prometió. Que nos ayude a obtener nuestros papeles que es lo que queremos para no estar escondiéndose uno de la policía", dice el empleado de un supermercado latino de esa zona.
"Conozco a muchos hispanos votantes, que son mis familiares, mis amigos, que estaban muy molestos con Obama, pero ahora que decidió ayudar a los estudiantes (Soñadores mediante la Acción Diferida), empezaron a creer que sí va a cumplir (con la reforma migratoria)", añadió el joven.
Su compañero de trabajo, también indocumentado, señaló, sin embargo, que "me parece que muchos latinos que lo apoyaban (a Obama) ya no creen en él. Va a ser difícil que salgan a votar".
Hay otros que sí votarán, pero tienen claro que no será por Obama.
"También tengo amistades que votaron por él en el 2008 y están muy decepcionados con Obama por la mala economía y la inmigración", declaró una hispana que votará por Romney.
"A mí me parece que Romney es un hombre que tiene una mentalidad empresarial y sí va a crear empleos, que es lo que necesitamos. Romney va a tener mi voto", afirmó.
Romney, sin embargo, no parece ser alternativa para muchos hispanos recelosos de sus posturas extremas en el tema migratorio. La molestia con Obama y no tener alternativa en Romney resultan en una fatal mezcla, la apatía, que los demócratas buscan combatir a toda costa.
La presencia hispana en la Convención Nacional Demócrata, desde funcionarios electos y celebridades hasta una joven indocumentada, Benita Veliz, que ofreció voz y rostro a millones como ella, es prueba de que los demócratas entienden la necesidad de movilizar a cada votante hispano porque se trata de una lucha cerrada por la Casa Blanca.
En 2008, por ejemplo, Obama ganó Carolina del Norte por apenas 14 mil votos. Un total de 26 mil hispanos demócratas sufragaron en esa elección. Al presente, hay alrededor de 100 mil latinos registrados para votar en Carolina del Norte, 15 mil de esos en Charlotte.
Y en una elección cerrada, apenas miles de votos pueden marcar la diferencia.
Obama, como apuntan diversos sondeos, sigue contando con el apoyo latino en corazón y teoría. Resta ver si ese apoyo se manifiesta en la práctica en las urnas el próximo 6 de noviembre.
Maribel Hastings es asesora ejecutiva de America's Voice. En el año 2007, la Asociación Americana de Abogados de Inmigración (AILA) le otorgó el premio de Liderazgo (Media Leadership Award) por su cobertura de los debates migratorios en el Congreso federal en los años 2006 y 2007 como corresponsal del diario La Opinión.