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miércoles, 20 de enero de 2010

DISCOS | Una combinación inusual: J. Sabina

Por Lucía González

Vinagre y rosas es una combinación poco usual, nada podría ser más antagónico y a nadie se le hubiera ocurrido mezclarlas con tanto acierto como a Joaquín Sabina.

Sin noticias musicales de este cantautor desde hace algunos años, a quienes lo seguimos no nos quedó más remedio que reciclar sus metáforas y volver a cantar lo que ya le sabíamos;  y con este poeta ubendese, ya se sabe,  al volver a escucharlo se descubren nuevas tonalidades  o  mensajes ocultos, lo que desde luego siempre es disfrutable.

Pese a que la crítica no recibió su sencillo Tiramisú de limón del todo bien,  basta decir  que ellos ya hablaron y ahora nos toca a nosotros, a quienes de alguna manera vemos en Sabina una respuesta poética para estos tiempos. Sí,  no es el único que puede darla,  pero al menos uno de los más auténticos.

Puede ser que el Flaco de Ubeda haya atravesado una crisis creativa, nada más común entre los artistas, pero si así fue, ésta ya está superada y lo mejor de ello es que no tuvo que abaratar su inspiración,  como la colombiana Shakira, quien de llevar los pies descalzos  se convirtió en una loba bastante desesperada por la publicidad.

No le critico a Sabina sus intentos de llamar la atención de los medios  con un vídeo de su primer sencillo,  si a cambio me deja disfrutar de  sus cristales de bohemia y me da un  parte meteorológico bastante  original.



Si bien es cierto que el disco es bastante oscuro y pesimista  en su presentación física, también lo es el hecho de que encontramos en él ese mismo sarcasmo que Sabina tiene en todas sus otras creaciones y una clara muestra de ello es la canción Crisis.

A mi gusto, los negritos  del arroz  de Vinagre y rosas son Agua pasada,  uno de sus mejores y más conocidos sonetos,  al que sin embargo lo metieron a la fuerza a la música y el texto agregado le quita elegancia; y la segunda es Carmela, porque francamente los arrebatos paternales de Sabina nunca han sido de mi agrado, a excepción de la del Pirata Cojo.

El disco tiene 13 canciones y un buen balance. Sabina nos trae  sus ritmos de siempre,  como el final, un delicioso blues que llamó del alambique,  pero  sobre todo el resultado de Vinagre y rosas es que nos muestra que la honestidad y la coherencia de este poeta siguen intactas, pese a lo que opinen sus críticos y tal vez pese a la felicidad de la que ahora goza y que desde luego merece.

Periodista, poeta, cuentacuentos y escritora, Lucía González ha mudado de piel y de escenarios muchas veces en su vida, pero siempre ha mantenido una constante: La literatura, así como su apodo, Lamaga, con el cual sueña ser reconocida. Escríbele a luciette2001@yahoo.com

viernes, 27 de noviembre de 2009

Agua para elefantes

Por Lamaga

Casi no hay palabras para describir las sensaciones que despierta Agua para elefantes: desde la sonrisa fácil hasta la angustia de la desolación, la empatía por la soledad y hasta la audacia de perseguir los sueños de Jacob, un joven que al perderlo todo se gana a sí mismo.

Narrada en retrospectiva, el anciano Jacob nos entretiene mezclando sus recuerdos con su vida actual dentro de un hogar para ancianos, un lugar en el que por supuesto no desea vivir pero que acepta como algo inevitable.

El parteaguas en la vida de Jacob se da cuando, apenas a unas semanas de terminar sus estudios como veterinario, el director de la costosa universidad a la que asiste le informa que sus padres han muerto en un accidente de auto. De ahí en adelante todo va en caída, porque la época en que sucede la tragedia está marcada por la trágica depresión estadounidense.

Nada lo salva de la ruina, excepto el encuentro fortuito con el anciano Camel, un empleado menor de un circo, quien conmovido por el aspecto del joven le ayuda a colocarse como trabajador en esa industria itinerante que lleva alegría y asombro en los vagones de un tren. Desde ahí en adelante, la autora, Sara Gruen nos encamina e ilustra por el variadísimo y fantástico mundo de los circos.

No obstante, la trama se centra principalmente en Jacob y el amor que siente por Marlena, la encargada de los caballos y de la atracción principal. Marlena está casada con el director del circo, pero cuando Rosie se aparece en sus vidas todo se trastoca.

Rosie es una elefanta alegre, inteligente, capaz de percibir los sentimientos y quien presionada por los maltratos que recibe, comete un crimen atroz.

Aunque no podríamos calificarla de poética, la prosa de Gruen es bastante aceptable, con destellos de originalidad y sobre todo emotiva. Lo mejor de esta novela es que todo se acomoda al final, como la vida misma y aquello que parecía imposible de arreglar y olvidar encuentra una salida milagrosa.

Disfrutable desde la primera palabra, hasta la generosa explicación con que Gruen nos ilustral al final sobre el cómo le surgió la idea y de dónde tomo la información sobre los circos, Agua para elefantes, es una novela para llevar envuelta para regalo en la memoria y destaparla cuando se cree que no hay salida en esta vida.

Agua para elefantes
Autora: Sara Gruen
Editorial Punto de lectura
Precio $11.99

Lamaga. Periodista, poeta, cuentacuentos y escritora, Lucía González ha mudado de piel y de escenarios muchas veces en su vida, pero siempre ha mantenido una constante: La literatura, así como su apodo, Lamaga, con el cual sueña ser reconocida. Escríbele a luciette2001@yahoo.com

sábado, 21 de noviembre de 2009

El lector, de Bernhard Schlink

Lucía González/HoyDallas.com

El verano pudiera ser para muchos la temporada menos propicia para leer, pero obligada a pasar los intensos días de calor en una mansión victoriana en Newport, Rhode Island, lo único en que podía pensar era en tener en las manos un buen libro, y la Diosa Fortuna escuchó mis ruegos y me mandó El lector.