Lucía González/HoyDallas.com
El verano pudiera ser para muchos la temporada menos propicia para leer, pero obligada a pasar los intensos días de calor en una mansión victoriana en Newport, Rhode Island, lo único en que podía pensar era en tener en las manos un buen libro, y la Diosa Fortuna escuchó mis ruegos y me mandó El lector.