Maribel Hastings |
"En este momento parece que hay un genuino deseo de lograr esto pronto. Y eso es muy alentador", declaró Obama a una receptiva multitud en el gimnasio de la secundaria Del Sol en Las Vegas, Nevada. "La buena noticia es que por primera vez, en muchos años, demócratas y republicanos parecen estar listos para abordar juntos este asunto", agregó Obama, interrumpido en ocasiones por gritos de ‘Sí se Puede’.
El discurso de Obama en una ciudad y en un estado que han evidenciado el poder del voto latino que lo favoreció en 2008, salvó el puesto del líder de la mayoría demócrata, Harry Reid, en 2010, y ayudó al presidente a ganar la reelección en 2012, tiene la intención de evidenciar el liderazgo requerido para lograr apoyo en la población, pero sobre todo en un Congreso dividido que, contrario a oportunidades previas, esta vez parece estar dando los pasos para tratar de buscar una solución bipartidista al espinoso asunto.
El plan del presidente
Así, Obama delineó los tres puntos centrales de sus principios: seguridad fronteriza y controles en los centros de trabajo; una vía de ciudadanía para 11 millones de indocumentados; y un sistema de inmigración legal correspondiente al Siglo 21. Obama delineó las razones económicas y humanitarias que justifican esa reforma. Y cómo ahora hay que pasar de las palabras a la acción porque la reforma no puede estancarse en un "interminable debate".
Y haciendo muestra de su liderazgo, agregó que espera que sus lineamientos también sirvan de guía a quienes redactarán el proyecto, "pero si el Congreso no puede avanzar a tiempo enviaré un proyecto de ley basado en mi propuesta e insistiré en que se vote por él inmediatamente".
Deuda pendiente
Obama no cumplió su promesa de reforma en 2008 y a pesar de ello los votantes latinos volvieron a apoyarlo esperanzados en que su segundo mandato produzca el resultado esperado. Es una deuda pendiente que quiere cumplir y que, sin duda, tiene el potencial de solidificar el apoyo del voto latino a los demócratas. Los republicanos, por su parte, necesitan de la reforma migratoria para enmendar su relación con los votantes latinos y en el proceso convertirse en una alternativa política viable.
Sondeo tras sondeo demuestran, además, que la mayoría de los estadounidenses, de diversa ideología, apoyan una vía de ciudadanía para los indocumentados.
El lunes un grupo bipartidista de senadores presentó los principios de un plan de reforma migratoria cuyo eje central es conceder esa vía de ciudadanía para millones de indocumentados. Para la Casa Blanca esa vía de ciudadanía también es central.
La forma que tomará el proyecto final se determinará en las próximas semanas y meses, pero contrario a cuatro años atrás, cuando nada pasó, esta vez sí arrancó el proceso legislativo encaminado a lograr esa reforma. El bipartidismo en este tema era nulo, y aunque existan diferencias, cuando menos los republicanos están en la mesa de negociaciones. Una rareza en un Congreso dividido y una oportunidad de peso para tratar de solucionar el tema del que han echado mano los partidos políticos en elección tras elección, unos para su bien y otros para su mal, como probó la elección de 2012.
Con su discurso, Obama prueba que esta vez invertirá capital político para concretar la reforma migratoria que espera sea parte de su legado. Da así el pistoletazo de salida para la carrera de obstáculos que podría decidir si este año 2013 se convierte, finalmente, en el año en que se concretó la reforma migratoria.
Eso espera Rafael Márquez, uno de los tantos inmigrantes invitados a presenciar el discurso del presidente. Márquez, un trabajador agrícola, viajó desde Fresno, California, junto a una veintena de compañeros para escuchar de primera mano lo que el presidente tuviera que decir sobre el futuro de la reforma que cambiará su vida.
Su reacción resume el sentir de toda la comunidad inmigrante del país: "Sólo espero que sea pronto porque lo necesitamos".