Por Ignacio Guevara
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—Oiga amigo su inspección ya venció hace dos meses— gracias Dios por iluminarme, con ésta le saco un billete, lo merezco.
—Tiene razón, no me había dado cuenta.
Yo sé que no te habías dado cuenta, por eso no me puedes negar un maldito billete, vamos, qué es un maldito billete para vos…estoy esperando. Al semáforo le quedan pocos segundos, y no veo ninguna seña; sigue viendo con una sonrisita de idiota el volante, sintiendo como le clavo la mirada, yo se que estás pensando en dármelo.
—Gracias.
—De nada.
De nada, eso de nada, nadaaaaaaaa; ya no es como antes, nada funciona, ni la amputación, ni ayudar, como lo que estoy haciendo ahora con este maldito miserable, si lo agarran con la inspección vencida le meten una multa de todos los diablos, hasta cárcel le pueden dar; no entendés que te estoy ahorrando esa plata, lo que pido es un dólar, uno solo; y lo seguís pensando. A ver…a ver, ya lo tengo.
—Con un marcador le hace dos pancitas al tres y queda hecho un ocho, así tiene dos meses para pagarlo.
—Buena idea, no está mal. Adiós
No me quise despedir, estuve a punto de reventarle mis muletas en su parabrisas; andáte tacaño.
Debí darle auque fuera un dólar, se lo merecía, si no me dice lo de la inspección muy probable que pasaran días antes de que lo notara, pero la verdad de qué sirve, a él no le va a cambiar la vida por una limosna, y yo en el fondo creyéndome el muy bueno por tan generoso gesto; pero aquí la cosa es diferente, él me ayudó y yo no fui capaz de devolver la parte que me tocaba del trueque. Trueque, así es como debería funcionar el mundo, a punta de trueques.
Ignacio Guevara es cuentista y fotógrafo independiente. Escríbele a: ignacioguevara@hotmail.com